lunes, 2 de septiembre de 2013

Las estrellas según Rey



Por Marcelo Damiani

       Reynaldo, al principio, era simplemente Rey. Reinaba, soberano y autárquico, sobre sus padres, tíos, abuelos y amigos de la familia sin ningún tipo de obstáculos u oposición. Sólo tenía que emitir un sonido gutural y cansino y señalar el objeto de su deseo para que su voluntad fuera cumplida inmediatamente. La vida, en esa época, consistía en individualizar la forma de las cosas que pululaban a su alrededor y luego tomarse el arduo trabajo de decidir si las quería ahora o después. Seguramente ahí estaba la clave para comprender su temprana fascinación por el cine, aunque él solía quejarse de que había llegado al séptimo arte bastante tarde. Su madre recién lo había llevado por primera vez a una sala poco tiempo antes de cumplir los 4 meses, a los 111 días de vida, para ser exactos, y esto, por supuesto, hablaba de un irrecuperable tiempo perdido. 

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